Me es difícil, y aún después de tantos
años de profesión, dar ciertas noticias. Y en este caso es más duro porque se
trata de una de las grandes promesas de nuestro deporte.
De chico comprendió cuál era su
realidad. De padre ausente, vio un día a su madre llorar sola y ella le explicó
la situación: “No sabía que darles de
comer a sus hijos al día siguiente” le comentó, y él entendió cuál era su
papel. Después de la escuela, donde siempre tuvo buenas notas para que su madre
no se hiciera mala sangre explicaba, salía a juntar chatarra y a venderla para
que Rosa, su mamá, y sus hermanos Débora e Ignacio pudieran tener algo para
comer todos los días.
Terminó frustrado como futbolista en las
inferiores de River, y no por falta de condiciones sino por los problemas económicos.
Pero apareció la oportunidad gracias a su profe de la escuela, Gustavo Osorio,
de probar en el atletismo. Osorio lo cobijó como si fuera su hijo, lo ayudó en
todo y lo lanzó al deporte de alta competencia.
De pronto, un día se encontró volando a
Singapur, en 2010, a los Juegos Olímpicos de la Juventud. Y vaya si se lució:
un gran lanzamiento de su jabalina, hizo que con 16 años ganara su primera
medalla olímpica. Después, con mucho esfuerzo, se fue superando. Fue bronce
panamericano en Guadalajara 2011, plata en el mundial junior 2012 de Barcelona
y llegaron sus primeros Olímpicos en Londres 2012.
La gloria llegó con sus 83,32 mts que
logró en el mundial de Beijin en 2015. Y también estuvo en Río2016 siendo
finalista olímpico.
“En cada lanzamiento está
la comida para mi familia” decía una y otra
vez. Hasta que logró establecerse en Finlandia, la meca del lanzamiento de
jabalina para perfeccionarse, porque decía “no me gusta que me ganen” y lo
estaba logrando.
Lo que nunca olvidó fueron sus orígenes:
con los sponsors que consiguió logró hacerle la casa a su mamá y a sus
hermanos. Pero no solo eso, comenzó a ayudar en los comedores de su Marcos Paz
natal.
Hace unas semanas había regresado al
país para participar de un campus Dakar 2022 donde se van formando los jóvenes
atletas para los próximos olímpicos de la juventud y, por supuesto, visitar a
su familia. Lo inentendible pasaría después….en la madrugada del jueves.
Cuando regresaba en su moto, uno de esos
famosos “lomos de burro”, que ampliamente superaba la altura permitida, puesto
hacía un par de días antes, y que no estaba marcado como corresponde, en la
ruta provincial 40, en Marcos Paz, hizo que Brian Toledo perdiera el control de
su moto y se estrellara contra unas palmeras. Los golpes le provocaron
politraumatismos varios que llevaron a su fallecimiento.
¿Culpas? Seguro que hay culpables y ya
será tema de investigación judicial,
pero vialidad provincial y la Municipalidad local son los apuntados.
Pero ahora es momento de recordar a este pibe de 26 años, Brian Toledo, el
mejor lanzador de jabalina que tuvimos en nuestro medio y que era la esperanza
argentina en atletismo para Tokio 2020. Un tipo que nunca perdió su humildad;
un grande en el deporte y, por su manera de manejarse, en la vida también, y
que deja varios ejemplos que muchos de esa edad tendrían que imitar.
Que en paz descanses Brian.
Alfredo
Nicolás Armiento
Nota: Las fotos fueron obtenidas de
Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario