Santiago Lange, 54 años, padre de dos deportistas de la Vela
que obtuvieron un diploma olímpico en Río 2016, no solo se llevó su gran premio
en el deporte que practica sino que demostró su amor propio y sus convicciones
al ganar una batalla más allá de su gran logro olímpico.
Lange navegó siempre, desde que tenía meses de vida
(según contó su mamá) y en cada presentación buscaba la perfección. Comenzó su
carrera olímpica en la vela en Seúl 1988. Conquistó en la antigua clase Tornado
dos medallas de bronce, junto a Carlos Espíndola, en Atenas 2004 y Beijing
2012. Por distintos motivos no estuvo en Londres en el 2012 y regresó en estos
juegos.
La Vela, en la clase Napra 17 mixto, lo vio junto a
Cecilia Carranza en la embarcación argentina. Formaron una pareja con mucha
química entre ellos y con la nave, porque cumplieron un desempeño más que
destacado. “Nada quedaba librado al azar”,
comentó la rosarina de 29 años, “Santiago
estaba en cada detalle y aprendí mucho de él”.
Se prepararon muy bien para estos juegos y llegaron a la
última regata primeros en la clasificación general. En la Medal Race sufrieron
un par de penalizaciones, pero con mucha astucia y sin bajar los brazos
llegaron en el sexto lugar que les dio los puntos suficientes para quedarse con
la ansiada medalla de oro.
Pero no es solo eso. Santiago Lange padeció un cáncer por el cual le tuvieron que extirpar un pulmón;
fue en el 2015. Pocos meses después de la operación estaba junto a Cecilia
Carranza entrenando y navegando para estar en Río de Janeiro.
No ganaron solo una medalla de oro, mostraron el ejemplo
de querer aprovechar las nuevas oportunidades que da la vida. Le mostraron al
mundo que si uno quiere, puede. No importa el resultado en este caso, sí el
ejemplo de vida que le enseñaron al mundo.
Felicitaciones Santiago Lange y Cecilia Carranza por esta
medalla que más que un oro olímpico es un premio a la vida.
Nota: Las fotos son del sitio oficial de los juegos.
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