Muchas
veces escribimos esta nota y muchas más la tuvimos que corregir. Sin decir las
veces que los papeles fueron a parar al tacho de basura. Ocurre que cuando la
teníamos lista para publicar, los acontecimientos daban un giro inesperado (o
esperado en ciertos aspectos) que hacía que estas líneas quedaran
desactualizadas o, simplemente, carecieran de sentido. Pero acá están, en una
especie de resumen, y es algo del libreto de esta novela bizarra que nos
entrega la Asociación del Fútbol Argentino día tras día, hora tras hora.
Desde
fines del año pasado, cuando la gran elección afista arrojó un resultado
insólito de “empate” en 38 votos cuando se emitieron solo 75 en total, los
hechos ocurridos no dejaron de sorprendernos. Y claro, como no podía ser de
otra manera, no hubo ganadores ni perdedores sino “todo el fútbol argentino
derrotado”.
El
famoso desaguizado de los fondos de Fútbol para Todos hizo que se extendiera un
manto de muchas más dudas que certezas; además aparecieron los primeros
resultados de la famosa auditoría general judicial que ordenó la Jueza Servini
de Cubría. La Señora López y el ex juez Piotti encontraron desvíos de fondos
públicos en beneficio de la AFA y en desmedro de los clubes; los números rojos
de éstos y las cuentas sin fondos, sumados a las “cuevas” que hacían sus
negocios cambiando cheques y a los inescrupulosos dirigentes que hacían sus
negocios y se querían quedar con una porción de la torta, hicieron que todo el
fútbol quedara en una nebulosa difícil de disipar.
Hubo
muchas charlas, contactos con la FIFA y con la Justicia para reordenar todo,
pero en el medio apareció la gran idea de los clubes grandes: La Superliga.
Esta idea tenía, y aun tiene, un solo objetivo que es el de juntar mucho
dinero, ese que el Gobierno no está dispuesto a regalarle al fútbol, y
repartirlo de una manera tan discrecional como lo hacía Grondona, pero
beneficiando a los más grandes por sobre el resto. Del fútbol de ascenso y del
interior, ni se hablaba. Y ahí aparecieron las “apetencias” personales.
Por un
lado el camionero Hugo Moyano y su yerno, Claudio “Chiqui” Tapia, consiguieron
un gran apoyo del ascenso y del interior; los “grandes” y muchos de Primera
perdieron la cantidad de votos que tenían. No les daban “los números”, del tipo
que usted elija, y comenzó la división. En el medio, el procesado Luis Segura
seguía como un presidente “dibujado”, sin voz ni voto ni poder de decisión, y tratando
de lavar una imagen más que manchada a esta altura.
Luego
de una charla, no muy amistosa, entre el Presidente de la Nación, Mauricio
Macri, y el Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, llegaron los observadores
(o veedores) para encontrar alguna solución. El suizo Primo Corvaro por la FIFA
y la Sra. Gimenez por la Conmebol comenzaron su trabajo. La conclusión fue que
el Comité Ejecutivo, de 45 personas, era excesivo y que la Asamblea, de 75, era
muy chica para tomar decisiones. Había que modificarlas y con eso también el
estatuto de AFA.
Mientras
tanto, en los Tribunales Federales de Comodoro Py, la Jueza Servini de Cubría
estaba dispuesta a intervenir la casa del fútbol y dictaba los procesamientos
de varios dirigentes, encabezados por Luis Segura y seguido por muchos más, y de
los ex Jefes de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernandez, Abal Medina y Jorge
Capitanich. Todos por malversación de fondos públicos y falta de control en el
uso de los mismos.
Pero
algunos no se quedaron quietos y siguieron buscando el “tesoro perdido”: La
guita para repartir y embolsar en algunos casos. Aparecieron empresarios
extranjeros patrocinados por gente allegada para comprar los derechos del
fútbol nacional, llegaron los agentes de la I.G.J. para continuar investigando
y suspender las elecciones pautadas para el pasado 30 de junio, y todo sigue
igual. Todo es un lodazal en el que la gran mayoría sigue enterrado.
En este
contexto nefasto, de idas y vueltas, sin referentes ni normalizadores
adecuados, nuestra Selección de fútbol jugaba la Copa América Centenario en
Estados Unidos. Más allá del resultado deportivo, estos conflictos hicieron
mella en el grupo argentino y en los referentes del equipo.
Se
suspendieron las elecciones hasta el 2017, Fútbol para Todos volverá a poner
dinero (los clubes pedían $3,000 millones pero se darán algo más de $2,000
según las cuentas estatales) y, dicen, irá directamente a los clubes para
sanear sus deudas; además será controlado por los veedores designados.
Finalmente,
y ante la cercanía del comienzo de una nueva temporada, el Gobierno Nacional
tuvo que volver a poner parte de nuestros impuestos para financiar a los
malgastadores de siempre, producto de un contrato que se extiende hasta el 2019
y heredado de la gestión anterior, sin la posibilidad de conseguir inversores
privados para solventarlo. Se llegó a un principio de acuerdo en el que se
conformaría una Comisión Normalizadora que no esté integrada por quienes tienen
parte en esta historia o relación directa con los clubes, pero sí por gente de
FIFA, de la Justicia y algunos del fútbol designados por el Gobierno.
De esa
manera se evitaría una sanción al fútbol argentino, que lo dejaría afuera de
competencias internacionales, y comenzaría un nuevo orden institucional.
Algo sí
es cierto: Nadie sabe cómo se van a jugar los campeonatos 2016/17 ni cómo se
podría implementar una Superliga con una Primera División de 30 equipos y sin
inversores que se hagan cargo de los gastos. Tenemos que sumarle el problema que se presentará con la seguridad en
los partidos. La bonaerense quiere un aumento y hay problemas en la
institución.
No
quiero ser pájaro de mal agüero, pero muchos problemas van a continuar, nadie
estará satisfecho, la diferencia entre clubes grandes y chicos se incrementará
y todos seguirán malgastando nuestro dinero. Sí, ese del erario público que
sale de los impuestos que todos pagamos, que cada vez nos cuesta más pagarlos,
y que se lo regalan al fútbol en desmedro de otros deportes y, lo que es peor,
que sería necesario para tener mejores hospitales con insumos y edificios
escolares más modernos. Pero así es nuestra querida Argentina.
Alfredo Nicolás Armiento
Nota: Las imágenes fueron obtenidas de Google para ilustrar la nota.
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